El sistema SDDR, un modelo que no se adapta a los mayores
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- Un estudio señala que es más accesible el método del «puerta a puerta» o de «contenedores»
El sistema de Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) de residuos –aplicado en países como Noruega o Alemania–, que consiste en que los ciudadanos pagan un plus por los envases de plástico –botellas– que, posteriormente, se les retorna si los devuelven en perfecto estado y los introducen en unas máquinas de recogida específicas –que normalmente están en las propias tiendas–, no parece muy adaptado para las personas mayores.
Así se desprende del Estudio para mejorar la contribución de la ciudadanía europea en la reducción del impacto ambiental de los envases realizado por ECA (European Concept for Accesibility network), que se presenta cuando la transposición de la directiva que incluye la Ley de Residuos está en proceso de aprobación en el Parlamento español.
‘’Teniendo en cuenta los factores específicos de España, u otros como el porcentaje creciente de personas mayores que viven solas, los bajos ingresos de una gran parte de la población, la llamada España vaciada, así como una estructura de micro comercios de proximidad que mantienen la vida y la actividad en los barrios, implementar medidas como aplicar un sobrecoste al producto envasado, como ocurre en los países en los que junto al Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (sistema de cubos actual) se ha incorporado el SDDR, no sólo no contribuiría a mejorar las tasas de reciclaje, sino que penalizaría a los sectores más frágiles de la población’’, sostiene el estudio.
Por ello, el informe reconoce que «las personas que sufren limitaciones de tipo orgánico que les generan fatiga y las personas con problemas de movilidad tienen grandes dificultades a la hora de cargar pesos o de caminar distancias moderadas» deberían utilizar, preferiblemente, un sistema de «recogida puerta a puerta», seguido por uno de «contenedores», y siendo el menos apropiado, el «que implica el uso de máquinas SDDR, puesto que supone realizar un trayecto a dos lugares distintos».
Y es que, añade el estudio, al final, «de las entrevistas realizadas en Noruega, hemos sabido que entidades que generan empleo para personas con riesgo de exclusión social se ofrecen a las personas mayores o con limitaciones para recogerles los envases en casa, a cambio de obtener el dinero de la devolución». Algo, que muestra como en muchos casos los mayores terminarían teniendo que pagar un sobrecoste por envase que no recuperarían.
El estudio del ECA
Por otra parte, el estudio del ECA destaca otros aspectos interesantes como que de todos los residuos analizados son los envases de plástico los que producen un mayor impacto ambiental y que España es el quinto país de Europa que más cantidad genera de este material, superado por Alemania (24,9%), Italia (14,3%), Francia (9,6%) y Reino Unido (7,7%), pero se encuentra por encima de la media europea entre los países que más reciclan.
Por esta razón, para afrontar el problema del reciclaje de envases, la Unión Europea aprobó la directiva 2018/852 con la que determina los objetivos de impacto, reutilización y reciclaje de estos envases. Una directiva que, en el caso de España, todavía no se ha aplicado ya que su trasposición expiró el 5 de julio de 2020. Las previsiones apuntan a que entrará en vigor antes del verano.
Cabe recordar que en la mayoría de los países de la UE, incluido España, el tratamiento de los envases de plástico se realiza mediante el Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). Este sistema recoge los residuos domésticos, los clasifica y luego recicla. Un proceso que está financiado por fabricantes, envasadores y distribuidores que pagan a las entidades gestoras por los envases que ponen en el mercado. El consumidor, por tanto, no percibe un aumento en el precio del producto.
Las desventajas del SDDR
Sin embargo, fente a este sistema ha surgido un nuevo modelo de gestión que algunos países como Alemania, Holanda o Estonia han empezado a utilizar como complemento al SCRAP. Se trata del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR). A diferencia del SCRAP, según el informe de ECA, el SDDR tiene un impacto sobre el ciudadano ya que el precio del producto aumenta, una diferencia que se devuelve únicamente si se deposita en envases en perfectas condiciones en las máquinas habilitadas. Unas máquinas cuya implantación perjudica, según los autores del informe, a sectores de la población como personas invidentes o con limitaciones físicas y al pequeño comercio en España, ya que pocos locales podrían invertir entre 3.000 € y 20.000 € y disponer de 15/20m2 por máquina.
La aplicación de los dos sistemas varía dependiendo de factores como la densidad de las ciudades y la estructura de la población. Por ejemplo, en cascos urbanos altamente poblados como Madrid, los contenedores se encuentran a 150/300 metros unos de otros; una distancia que aumenta en zonas despobladas y que desmotiva al reciclaje. Francesc Aragall, director del estudio y uno de los responsables de ECA, señala que “la sensibilización de la ciudadanía se ha demostrado imprescindible para aumentar los niveles de reciclaje y reutilización de los envases. Y es que la reutilización es una de las claves con la que reducir la presencia de envases de plástico en el medio ambiente.
Para lograrlo, la industria y el sector de la distribución deberían comprometerse a mantener o aumentar el porcentaje de envases reutilizables o incentivar que todos los comercios dispusieran de ofertas de envases de bebidas reutilizables’’. Además, para mejorar las tasas de retorno y reciclaje, el estudio recalca la necesidad de que los gestores de los residuos incrementen sus esfuerzos en adecuar la gestión a la diversidad demográfica, social y funcional de la población.
Y para ello, ECA elabora una serie de recomendaciones a empresas, administraciones y ciudadanía como la puesta en marcha de campañas de sensibilización como Viernes Sin Envases, una distribución de papeleras y contenedores más adecuada a las necesidades, la implicación de las entidades administrativas, sociales y ambientales, así como el establecimiento de incentivos, pero también de sanciones.