La mentira de las máquinas que pagan por reciclar
Arturo Pérez Polo (Actuando) | 27 dic 2019
Una nueva leyenda se ha extendido últimamente por la sociedad. Se trata de unas muy generosas maquinitas que te dan dinero por cada envase que introduces en ellas y que, ellas solas, supuestamente, van a resolver el grave problema de los envases desechables. Pues bien, es mentira. Esa máquina no te va a dar dinero alguno por nada.
Me explico… hoy, cuando compras una lata de cualquier refresco, pagas 50 cts (por ejemplo). Y luego la tiras al contenedor de envases. Y ahí pasa a ser gestionada por empresas que tienen el control de ese mercado de residuos, que los venden a empresas que los emplean en sus procesos de fabricación. Pero cuando entren en funcionamiento (ojalá que no suceda esto nunca) estas maquinitas, esa lata de refresco pasará a costarte 60-65 céntimos. Y cuando vayas a la maquinita a depositarla, una vez vacía, te devolverá esos 10-15 cts de diferencia pagados inicialmente de más.
¿A que esto ya no suena tan bien como eso de “una maquinita que te da dinero por los envases”? Claro que no. Este tipo de máquinas (SDDR, Sistema de Depósito, Devolución y Retorno) son un gran engaño a los ciudadanos. Nos toman por tontos, tratan de manipularnos. Y la verdad es que lo hacen tan bien que, hoy en día, decir esto que estamos diciendo suena escandaloso. Pero la realidad está ahí.
Recopilando las ideas expuestas anteriormente, podemos ver que:
• Los productos cuyos envases sí que sean admitidos sufrirán un incremento de precio en su venta equivalente o superior a la cantidad que posteriormente será reintegrada por la máquina en el momento de su devolución… ¿Pagar de más para que luego te lo devuelvan? Mal negocio…
• No resuelve de manera global el problema del reciclado de envases, ya que se aplicará exclusivamente sobre ciertos tipos de interés comercial. No afecta al 100% de los residuos de envases, con lo que la cobertura del sistema no es total (algo que no se dice).
• Supone un gasto adicional de 1.784 millones de euros entre otros en la compra de esas máquinas SDDR.
• Nace viciado en su concepción, ya que una de las fuentes de ingresos que considera es la fianza pagada por aquellos envases que al final no retornan, con lo que no se devuelve su importe y queda en manos de los gestores de la máquina. O sea, que de la falta de reciclado también hacen negocio.
A su vez acarreará muchos problemas adicionales:
Para los ciudadanos (que pagarán una cantidad adicional entre 10 y 20 cts por envase):
• Acudir a realizar la compra semanal cargados con todo el lastre de botellas y envases vacíos.
• Aumento del tiempo de espera / permanencia en los comercios (colas) para gestionar la devolución.
• Pérdida del depósito abonado cuando no se devuelva el envase.
Para los comercios en que se instalen (que cobrarán una prima de unos 3 cts por envase recogido):
• Necesidad de contar con espacios específicos para el almacenaje de los residuos.
• Necesidad de organizar el transporte de los envases a la planta donde los cuentan y de ahí al punto final de reciclado.
• Oposición de los dueños de los comercios a la obligación de tener las máquinas de depósito.
Para la sociedad, en general:
• Huella de CO2 derivada de la construcción de la propia máquina SDDR y del nuevo sistema de transporte.
• Alto coste de cada máquina: aproximadamente 18.000 euros.
Hay que tener en cuenta que la movilización de la opinión pública mediante señuelos falsos es muy frecuente en nuestra sociedad. Hay un espurio interés por parte de los fabricantes de estas máquinas en “concienciar” (engañar) a las personas con la falacia de que van a sacar dinero de sus envases vacíos.
Por lo tanto debemos abrir los ojos a las personas con las siguientes premisas:
• Al rechazar las máquinas SDDR no estamos diciendo que se deje de reciclar los envases.
• La alternativa NO es “SDDR frente a no hacer nada”
• La alternativa SÍ que es “SDDR frente a recuperación total en plantas de clasificación”. Y a nuestro juicio, esta es la mejor alternativa… prescindir de las máquinas SDDR y llevar a cabo una recuperación total en plantas de clasificación a nivel municipal.
Los productores de envases ya aplican unos céntimos al precio final del envase que deben dedicar a los sistemas equivalentes a las máquinas SDDR (que son los conocidos contenedores amarillos), por lo que no hay que aplicar una nueva subida de precio al envase para este fin. Los contenedores de separación selectiva de colores para vidrio, envases y papel y cartón, ya se consideran SDDR, y los puntos de recogida de envases en los comercios que los han implantado libremente también forman parte del SDDR.
Lo curioso es que es un amplio sector organizaciones de “izquierda” (entrecomillo por lo muy degradadas que están esas asociaciones, y las frecuentes prebendas que reciben a cambio de apoyar algo) el que se posiciona a favor de estas máquinas SDDR, en un intento de acercarse a sectores sociales carentes de un criterio global de los problemas a los que nos enfrentamos y que a menudo son manipulados.
Digamos que este, el de las máquinas SDDR, se está convirtiendo en uno de los nuevos mantras de la izquierda menos evolucionada intelectualmente. Pero debemos ser pragmáticos y didácticos ante la gente. Un ejemplo es el lobby RETORNA , del fabricante de estas máquinas, que en su web publicita apoyos de algunas organizaciones de esa izquierda corrupta que tanto daño hace a los ciudadanos con sus posicionamientos, que no siempre buscan el bien común.