El SDDR resultaría económicamente desfavorable
Artículo de ESCI-UPF News.
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Investigadores de RISE, la Cátedra MANGO de RSC y la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático, todos ellos en ESCI-UPF, han analizado la sostenibilidad de la implantación en Cataluña y España de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) obligatorio: el estudio Ariadna.
“El Proyecto Ariadna (2017) es el estudio de sostenibilidad de alcance más completo realizado hasta la fecha en Europa sobre SDDR, con respecto a los tres ámbitos de análisis, económico, social y ambiental, y desde la vertiente de materiales y productos”, explica Rosa Colomé, directora del Servicio de Carreras de ESCI-UPF y responsable de la coordinación del análisis económico del estudio. “Un estudio como éste es relevante porque evidencia los costes y las implicaciones económicas, ambientales y sociales de la implementación de este sistema”, destaca Colomé. Por este motivo, los investigadores han puesto a disposición de la opinión pública la memoria completa del proyecto para que sea sometido a comentario público a través de un formulario web para consultas.
El proyecto, que ha contado con la participación de un comité de seguimiento integrado por más de 30 entidades y organizaciones representativas de las partes involucradas en la gestión de los residuos, y con la revisión crítica de un panel de nueve expertos independientes, concluye que “la implantación de este modelo resultaría económicamente desfavorable”. En el caso de Cataluña, los envases sometidos a SDDR se gestionarían con un coste 10 veces superior a la actual, y en el caso de España sería 11 veces superior.
Análisis económico
El estudio Ariadna compara los costes del actual Sistema de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP) con una situación hipotética en la que convivirían los dos sistemas, mediante la metodología de Contabilidad de Costes Netos. El SDDR operaría para envases de aguas, refrescos, zumos, cervezas, vinos, cavas y bebidas espirituosas, de materiales PET, PEAD, acero, aluminio, cartón para bebidas y vidrio, con un tamaño inferior a 3 litros. A cada envase se le aplicaría un depósito de 10 céntimos y se ha considerado un porcentaje de recuperación del 90%. Los envases no sometidos a SDDR serían gestionados por SCRAP.
“Lo primero que hemos analizado es cuánto cuesta el sistema SCRAP actual. A partir de los datos recogidos y auditadas por Ecoembes y Ecovidirio, así como información procedente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y otras fuentes, teníamos que entender los costes del sistema, desagregarlos por materiales y actividades, contabilizar y analizar estos costes y determinar, finalmente, qué coste neto tiene este sistema”, explica Joan Ribas,coordinador académico en ESCI-UPF y responsable del análisis del sistema actual. “De esta forma, podemos saber qué parte de los costes del SCRAP se mantendrían y qué parte cambiaría en el momento en que se introdujera el segundo sistema”, añade.
Diseñando un sistema nuevo
En el caso del SDDR, el estudio ha implicado el diseño de un nuevo sistema, realista con la estructura comercial y el consumidor español, y todos los procesos vinculados a éste, teniendo en cuenta los recursos humanos y materiales necesarios para llevarlo a cabo. “Al tener todos los procesos identificados y el coste asociado, podemos identificar el origen del coste. Además, en función del tipo de maquinaria que utiliza cada establecimiento, máquinas de gran volumen o pequeñas, o si se hiciera una gestión manual, podemos saber qué coste tendría gestionar un envase en cada uno de los establecimientos”, explica la coordinadora del estudio. Este proyecto, además, tiene en cuenta por primera vez el canal Horeca (hoteles, restaurantes y catering).
El estudio identifica los costes reales de 18 modelos diferentes de costes, para los diferentes formatos comerciales y de recogida, de entre los 50 posibles, diseñados de acuerdo con las entidades y organizaciones representativas. “En el caso de España, con una estructura comercial de pequeños establecimientos, un porcentaje muy alto de los puntos de venta optaría por una gestión manual”, destaca Colomé. Comparando los modelos, se puede ver como el modelo de un hipermercado con una máquina de gran volumen es mucho más económico (en términos de coste por unidad gestionada) que el de un bar con gestión manual. “Esto demuestra que establecer una compensación estable y única para todos los establecimientos sería un error”, según la investigadora.
El análisis de costes realizado concluye que la implantación de este modelo resultaría económicamente desfavorable. “Los resultados son coherentes desde el punto de vista económico porque estamos duplicando un sistema”, asegura Colomé. “Este nuevo sistema en paralelo, por la estructura comercial de España, conllevaría más gestión manual que en cualquier otro país y eso es más coste, porque es más ineficiente”.
En cuanto al SCRAP, “según la FEMP, la mayor parte de recogida de residuos en la calle no se podría desmantelar fácilmente aunque se gestionasen menos residuos, porque gran parte de esta infraestructura depende de criterios municipales de servicio al ciudadano y salud pública. Es un coste fijo y, por tanto, el coste del SCRAP se encarecería mucho por unidad de recogida”, concluye Ribas. “Es decir, no puedes reducir mucho los costes, aunque reduzcas los residuos”.
Ahora, los investigadores se centran en estudiar cómo la estructura comercial del país afecta a los resultados, y los costes asociados, de la implantación de un sistema como el SDDR. Así como, en explicar el método que se ha utilizado en el estudio Ariadna para poder aplicarlo a otros contextos geográficos y otros ámbitos de material o producto.