Una firma lleva de viaje a políticos para vender un sistema de reciclaje más caro
Artículo de Javier Romera para El Economista.
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- En Europa, el 95% de los envases de bebidas se recicla con contenedores
- Retorna plantea instalar máquinas en el súper para devolver envases
Alerta en el comercio ante la amenaza de un cambio en el sistema de reciclaje de envases de bebidas que obligaría al consumidor a pagar una fianza y tener que devolver los envases en las tiendas, lo que dispararía su coste. Retorna, una plataforma que agrupa a sindicatos y ecologistas y que defiende sustituir los contenedores por máquinas de recogida, está organizando viajes con políticos a Alemania para promover este nuevo sistema.
La plataforma acaba de organizar* una visita con miembros del Gobierno de Baleares a Düsseldorf, entre los que estuvo el consejero de Medio Ambiente, Vicenç Vidal, del PSM, o la consejera de Mallorca de la misma cartera, Sandra Espeja, de Podemos, que habrían asumido no obstante sus gastos.
Y en el mismo sentido hizo ya el año pasado otro viaje con una delegación de la Comisión de Medio Ambiente del Senado, con miembros de distintos partidos políticos. En ese caso también, aunque la organizadora fue Retorna, fue el Senado el que asumió el coste. La cuestión de fondo es que las máquinas para implantar este nuevo sistema las fabrica una empresa noruega, Tomra, que está dando financiación a Retorna, según admite esta organización.
Para el comercio, la situación es preocupante, porque al margen de que el Gobierno balear esté estudiando ya este nuevo sistema, el PSOE planteó en su programa electoral que «una economía circular demanda un mejor tratamiento de los residuos» e instó «a introducir progresivamente sistemas de gestión de Depósito, devolución y retorno en los flujos donde este sistema sea más eficaz».
Tanto la industria como los hipermercados y los súper se oponen de forma tajante a esta medida, que podría multiplicar hasta por ocho el coste para el consumidor, y que requeriría un espacio en las tiendas para que se puedan devolver los envases. En España funciona actualmente un sistema de colaboración público-privado, que tiene como finalidad la recogida selectiva de los mismos para su posterior reciclaje.
La Ley de Envases de 1997 permitió la creación de dos entidades sin ánimo de lucro para gestionar de forma colectiva la recuperación y el reciclaje y cumplir así con los objetivos fijados por la directiva europea. Ecoembes se encarga de los envases de plástico, papel y cartón y las latas y bricks, mientras que Ecovidrio asume el reciclaje de los envases de vidrio. Ambos firman convenios de colaboración con los ayuntamientos para la financiación y organización de la recogida separada de los residuos correspondientes, principalmente a través de contenedores, y su posterior valorización y reciclado en plantas de tratamiento, cumpliendo ampliamente los objetivos de la UE.
Tanto Ecoembes como Ecovidrio se financian a través de los ingresos obtenidos por el denominado Punto Verde, que pagan los fabricantes para la gestión de sus envases, así como por la venta de material recuperado.
Lo que plantea ahora el PSOE es el Sistema de Depósito de Devolución y Retorno (SDDR), que consiste en el recargo de una cantidad sobre el precio de un envase o embalaje cuando se compra y su reembolso cuando se devuelve. Una vez se ha retornado, el envase vacío, que debe estar en perfecto estado, inicia su proceso de reciclaje. Este método obliga a la instalación de máquinas de recogida en las tiendas, cuyo coste en el primer año puede superar los 460 millones.
Un sistema problemático
Ignacio García Magarzo, director general de Asedas, la asociación de supermercados que defiende a empresas como Mercadona, Ahorramás o Dia, explica que «el problema no es ya que se trate de un sistema más caro, sino que en España las cadenas de supermercados han desarrollado un formato comercial en el que se prioriza por encima de todo la superficie de venta y resultaría ahora muy complicado reservar un espacio para las máquinas».
Y en la misma línea también se pronuncia Aurelio del Pino, presidente de Aces, la otra patronal de los supermercados en España, que cuenta entre sus asociados con Supercor, Carrefour, Lidl, Eroski y Simply. «Entendemos que la regulación debe propiciar sistemas voluntarios para la gestión de los residuos, en vez de imponer con mecanismos obligatorios que no tengan en cuenta la diversidad económica y empresarial», dice Del Pino. «La gestión colectiva se ha demostrado que puede ser muy eficaz y eficiente desde el punto de vista ambiental y económico, como es el caso de los sistemas integrados de gestión de envases Ecoembes y Ecovidrio», asegura.
En Europa, el 95% de los envases son reciclados por sistemas de contenedores similares al de España. De hecho, después de valorarlo, su implantación se ha desestimado en países vecinos como Francia, Italia o Gran Bretaña. Y eso, al margen de Holanda, donde se ha aprobado su desmantelamiento.
Ante ello, desde Anged, la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución, insisten en que «el modelo de gestión colectiva de envases que existe en España ha demostrado su eficacia y eficiencia, tanto en el plano económico como en el ambiental», señalando que la introducción del SDDR, «conllevaría un coste desproporcionado en relación a las posibles mejoras marginales que pudiera conseguir».
Un estudio realizado por la Universidad de Alcalá, la Politécnica y la Fundación Envase y Sociedad concluyó que implantar el nuevo sistema dispararía el coste en 915 millones de euros y sólo elevaría el reciclado al cabo de los años un 2,4%.
Las máquinas, 460 millones
Retorna critica el actual sistema y dice que «la situación es especialmente grave con los envases de bebidas, que se consumen mayoritariamente fuera de casa». Según dicen, «cada día 30 millones de latas y botellas se abandonan en nuestras playas, campos, papeleras, pueblos y ciudades… o acaban en vertederos o incineradoras. Pero cuando los envases tienen un valor económico, ni se pierden ni se abandonan. Eso es lo que pasa en las más de 40 regiones del mundo donde funciona el Sistema de Depósito».
Retorna admite, no obstante, que una de sus fuentes de financiación es Tomra, fabricante de las máquinas, cuyo coste se estima en 450 millones. Desde Ecoembes creen, por su lado, que «un sistema de depósito, devolución y retorno nunca podría ser la solución, sino que agravaría el problema de la gestión de los residuos en nuestro país al mercantilizarlo». Según dicen, el SDDR «es un sistema que se limitaría a gestionar sólo los envases de bebidas, que no suponen más que el 8% de los residuos de envases domésticos, por lo que no puede ser la solución para la gestión global».
«Es una operación puramente comercial, que no ambiental, que conlleva unos elevados costes de implantación -23.000 euros por máquina-, que tendrían que abonar los comercios, y en el caso de España habría que implantar unas 20.000- y también para el ciudadano, que vería encarecida su cesta de la compra pagando una fianza.